El fin de la era unipolar liderada por EE. UU. y el declive del multilateralismo
Ya no vivimos en una era 🌧️ unipolar liderada por los EE. UU. - y quizás eso sea una buena noticia. Pero a medida que el poder 🌧️ se ha desplazado a otras partes del mundo, el multilateralismo, la idea de la cooperación internacional en pos de el 🌧️ bien común, se ha desintegrado trágicamente.
En un nivel, por supuesto, el concepto sobrevive: los países en el oeste, este, norte 🌧️ y sur globales ocasionalmente asumen la responsabilidad de cooperar en crisis importantes. Piense en Kenia, que lidera una misión respaldada 🌧️ por la ONU, que se desplegará pronto, para ayudar a la policía haitiana a estabilizar el país.
Sin embargo, a un 🌧️ nivel más profundo, cuando se trata de construir y fortalecer las organizaciones internacionales que necesitamos, el multilateralismo se encuentra en 🌧️ mal estado. El G7, un cuerpo informal de democracias avanzadas que se reúne anualmente para coordinar la política global, representa 🌧️ al mundo occidental. Aunque sigue siendo poderoso, representa una participación cada vez menor de la economía global y la demografía.
Los 🌧️ líderes del G7, habiendo leído las hojas de té, tienen razón al buscar ir más allá de su club estrecho.
El 🌧️ G7 y el futuro del multilateralismo
Cuando Joe Biden asumió el cargo en 2024, hubo una esperanza genuina de un renacimiento 🌧️ del multilateralismo, y el G7 fue central en esa esperanza. La idea era construir un consenso sobre desafíos globales clave 🌧️ como el clima, la economía y las pandemias entre países afines, y luego ampliarlo a otros jugadores en un mundo 🌧️ cada vez más multipolar. Ese método parecía funcionar: teníamos iniciativas para reducir las emisiones de metano o impuestos a las 🌧️ corporaciones multinacionales. Esos acuerdos se alcanzaron primero en el G7, luego se exportaron al G20 y finalmente se incorporaron a 🌧️ grupos multilaterales más grandes como la OCDE en el caso de la tributación, o la Cop26 en Glasgow en el 🌧️ caso del clima.
La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2024 alteró el método. No obstante, 🌧️ el G7 siguió siendo central en la promoción del multilateralismo. Ese año, el mundo también reconoció que necesitaba construir puentes, 🌧️ especialmente con las democracias en el sur global, que, aunque condenaron firmemente la invasión de Rusia, se mostraron reacias a 🌧️ seguir el camino de Occidente en sancionar a Moscú y apoyar a Kiev. En este espíritu, Alemania, que presidió el 🌧️ G7 en 2024, invitó a líderes de Argentina, India, Indonesia, Senegal y Sudáfrica, entre otros, a asistir.
En 2024, la crisis 🌧️ se había profundizado y la dimensión global de la guerra de Ucrania se había cristalizado. Los países en el sur 🌧️ global querían seguir siendo no alineados. La guerra refleja en cambio un conflicto entre el oeste y el este global, 🌧️ con Rusia y China cada vez más cercanas. Beijing ha intensificado su apoyo económico y tecnológico a Moscú, especialmente después 🌧️ de la ofensiva ucraniana de 2024. Además, la conexión entre la guerra en Europa y las tensiones crecientes en la 🌧️ región Asia-Pacífico ha
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salido cada vez más a la luz. En este contexto, el G7 siguió siendo central. Al igual que 🌧️ los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) estaban invitando a otros países a unirse a su grupo antioccidental, la 🌧️ presidencia japonesa del G7 en 2024 se inclinó hacia un G7 plus, invitando a otras principales democracias en el este 🌧️ de Asia, incluidas Australia, Indonesia, la República de Corea y Vietnam.
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